Solía creer que la empatía y la sensibilidad eran una sola cosa

Hace unas semanas asistí a la feria del libro aquí en lima. Estaba extremadamente entusiasmada; apenas llegué, me acerqué al primer stand como un niño corriendo hacia un stand de juguetes y rebuscando entre tantos libros de portadas atrayentes, encontré uno que no solo me llamó la atención visualmente sino por la sinopsis. Era una colección de poemas acerca de lo que es la poesía en sí, lo cual no me hubiese resultado tan particular sino fuese por ciertas palabras claves que daban la ilusión de capturar esencia acerca del lenguaje. Pensaba “esto me cambiará la vida”. Lo compré y no me equivoqué, sin embargo, aún no lo termino y recientemente lo leo con cierta desazón por lo que les contaré a continuación.

Como es imaginable en cualquier aficionado a la lectura, apenas llegué a casa quise empezar a leerlo. Me bastó con leer el primer poema para comprender y sentir la médula de su poesía. Estaba pensando, ya era muy tarde pero la ansiedad me copaba –suele sucederme cuando algo me cautiva mucho- y entonces busqué más sobre la escritora y me enteré de que este era su segundo libro publicado. Sentí el impulso de contactarme con ella, le dejé un mensaje vía Facebook Messenger donde le expresaba mi aprecio hacia su conmovedora poesía; y al día siguiente recibí una respuesta esperanzadora. Según lo que me dijo, le alegró mi mensaje –lo cual era mi intención- y seguimos una conversación bastante breve en la cual le conté que yo también era escritora. Le pregunté si quería leer alguno de mis poemas y ella me respondió que sí. Tardé aproximadamente una hora en mandárselo ya que me sentía indecisa por cuál enviarle al principio. Al final le mandé dos y tardó dos días en responderme. No sé si todo hubiese quedado así si es que no fuese porque le pregunté a través de otro mensaje si había llegado a leerlos. Finalmente me respondió y si lo resumo entre líneas, su respuesta fue “persiste en tus sueños”. Yo me quedé como WTF. No es que tenga algo contra los clichés, pero según la calidad que reflejan sus poemas, yo esperaba un comentario de artista a artista, algo más filosófico, algo que tuviese un mensaje realmente valioso; no palabras que parecían ser salidas de algún libro de Coelho y un trato condescendiente.

Para mí era una cuestión de coherencia, pero resulta que existe una gran diferencia entre el poeta y su poesía. Al principio no lo entendía ya que para mí sus poemas reflejan sumo entendimiento sobre lenguaje. Según mi experiencia, la forma más eficiente de conocer a alguien es a través de su poesía, ¿por qué? Porque la emoción en esta suele mostrar el margen de sensibilidad de una persona. Yo pensaba que podía tener alguna clase de conexión con ella (o que ya la tenía). No podía entender o aceptar tal incongruencia. Pero así es la vida, te sorprende incluso si te quedas dentro tu cueva.

Después seguí leyendo sus poemas y me convencía más sobre lo que dije anteriormente, pero pronto empecé a ver algo que no había visto hasta ese momento y eso era el egocentrismo detrás. Todo parecía hablar sobre lo que había en su mente, su forma de utilizar el lenguaje creando una particular poesía lo cual es maravilloso pero no trascendental y me parece que el arte tiene la obligación de serlo. Ella me conmovió, me dejó imaginando, pensando y refrescando pero no se tomó la molestia de si quiera comentar algo acerca de los poemas que le había enviado; cualquier crítica hubiese sido bien recibida, pero no pasó. Comprendí entonces que el hecho de tener una percepción aguda no implica necesariamente tener empatía, que es algo tan simple de decir pero tan difícil en un mundo en el que algunos artistas –y gente en general- tristemente se enfocan en impresionar con su talento en vez de utilizarlo como herramienta para sensibilizar al mundo.

Haciendo honor a los clichés, puedo decir que la frase "No todo lo que brilla es oro" guarda más sentido que nunca.

#anécdota